En Chile, un 16,9% de personas sobre 60 años ha desarrollado un consumo riesgoso de alcohol (más de tres tragos para los hombres y dos para las mujeres, en un día), según indica un informe del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), del año 2015.

Además, a partir de las observaciones generadas en consultas médicas, se ha descubierto que aquellas personas que manifestaron un consumo de alcohol riesgoso durante la adultez, han aumentado, en frecuencia o intensidad, este hábito, con el paso de los años.

Esto suele estar influido por factores ambientales como la disminución de la actividad después de la jubilación, la reducción de la vida socialy los conflictos o pérdidas en el grupo familiar, entre otros.

Señales de alerta

• Rutinas de consumo de alcohol difíciles de modificar. Por ejemplo, beber todas las noches antes de dormir.
• Ingesta alcohólica asociada a la calma de la ansiedad o mejora del ánimo.
• Conflictos a nivel familiar producto de este hábito.
• Problemas de memoria o impacto negativo en la salud física o mental, relacionados a la bebida.

Qué hacer

Si se sospecha que algún cercano mantiene un consumo problemático de alcohol, es muy importante que consultar con un médico para que evalúe una eventual derivación a un profesional de salud mental. Asimismo, existen tratamientos farmacológicos que pueden ayudar a las personas a modificar este hábito.

Las consecuencias

Si bien la ingesta problemática de alcohol tiene efectos negativos a cualquier edad, sobre los 60 años esta sustancia se metaboliza de manera más lenta, lo que agrava las repercusiones físicas y cognitivas.

En este grupo etario, el consumo se relaciona también con un mayor riesgo de accidentes y caídas, y con interacciones con medicamentos de uso continuo que pueden tener efectos adversos como somnolencia excesiva, por ejemplo.

Prevención

Es recomendable que los adultos se preparen para las etapas futuras, a través de hábitos como:

• Realizar actividad física regular.
• Tener una dieta saludable.
• Acudir a controles de salud preventivos.
• Cultivar relaciones saludables.
• Mantener actividades e intereses fuera del trabajo.

Este artículo fue realizado con la colaboración de la Dra. Vanessa Cantillano, psiquiatra Clínica Alemana.